Os amo, bellezas de años, siglos. Por vuestro despreocupado revoloteo por la puerta, por el derecho a vivir, respirando la vida de las inflorescencias y echando sobre vuestros hombros la muerte de los animales…
Mi poema en cuartetos de pies cruzados, con versos endecasílabos, que intenta cerrar nuevamente un capítulo de años pasados, pero que siempre viene a visitarme en las noches del insomnio, despertando los días oscuros del invierno de mi niñez.