Barriendo sueños en el cielo llueve,
los cristales de nieve flotan, prestos,
la brisa, como niña, siembra nieve,
y cerrando la noche con sus gestos,
esboza un verso aquí en mi sino leve.
Y sobre el norte y sobre nuestro invierno,
Yo giré mi cabeza sobre ti.
Ya no hay camino, solo aquí llanura,
y las heladas pintan telas frías,
una ventisca, como niña pura,
cubre la noche en nieves de alegrías,
que con su mano escribe en la blancura.
Y sobre el norte y sobre nuestro invierno,
Yo doblé mi cabeza y te miré.
En la danza del viento y ventisqueros,
las estrellas sutiles de colores,
que giran sobre mí con sus luceros,
en las teclas de mi alma, como flores,
me escriben versos albos y señeros.
En el norte el invierno y sobre ti
tornará mi cabeza a nuestro encuentro
Tengo una respuesta.
La respuesta es mía.
Y la respuesta…
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