Esperé a que lloviera en mi vereda,
recuerdos que conmueven estas pausas…
De camino a la escuela oyendo a Veda,
ibas gozando en libertad tus causas.
Ahora tu cabello es ceniciento.
Un alma demasiado sola y tierna,
mirada por encima del tormento,
vacía cuna de una madre eterna.
Mirada por encima de tu asombro,
de tu mirada despintada en Kohl
que ahora delinea tus escombros,
que van bañados solo en alcohol.
Perdida sin la cuna ni el consuelo,
perdida para siempre vas al río,
obligada en las pruebas vas al hielo,
aterida te espero en este frío.
Sostén mi corazón, lo dividimos,
¿Qué intentaste con él?, ¿ya lo has probado?,
tan parecidas, casi lo cumplimos…
Mundo imperfecto así deteriorado…
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