Jamás saciada
¿Qué hago si no consigo estar saciada— de esta existencia tan embriagadora?¿Qué hago si no consigo.
¿Qué hago si no consigo estar saciada— de esta existencia tan embriagadora?¿Qué hago si no consigo.
Podrías tenerlo todo.Podrías así empeñarlo.Llevar tus pisadas débilesadonde marchabas firme.Y yo, tan solo estoy quemando vanidades… Podrías contar la historia.Podrías.
La Cruz tan roja sobre un fondo blanco,son manos llenas de misericordia,de aquel que sufre y necesita tanto,de aquel doliente.
En la antigua avenida Peschanayahabita una persona bien amada,y en esto, no hablo de ella para nada,sino del triste perro.
Tristeza inexpresableAbrió dos ojos enormesUn florero se despertóY salpicó su cristal Toda la habitación se llenó de languidez—¡dulce medicina!Un reino.
Voy abusando de mi pobre musa,groseramente…, y de ella ni una queja:—¡Calma! Es tan fácil parecer compleja,lo simple es tan.
Y no me llores nunca, que viviré contenta,como alegre mendigo, buen convicto obediente,una mujer sureña, va al norte tan friolenta,bruja.