La cita
En la primavera, mi primavera,
al comienzo, viví el dolor.
Pero allí, en la oscuridad de mi tristeza,
Oh, qué feliz estaba.
Cuando en mi casa amada,
y entre las personas favoritas,
flotando en el cielo por el humo peligroso,
exceso de dolor y amor.
¿Quiénes éramos la una a la otra?,
nadie lo sabía, y, de todos modos
nosotras, como un círculo vicioso,
a tolerar la unidad fuimos destinadas.
Y tú, perra hermosa,
tú también estas aquí, tu deuda es alta
en la hermandad donde la hermana de la hermana,
atormentada y pestilente, se nutrió como pudo.
Pero en este trágico acto,
pérdidas pasadas y futuras,
pasaron como un sueño sobre la infancia,
el intermedio que me salva.
Cuando servían de cena, cubiertas,
mi vida era simple,
y Anna Ivanova Chujareva
era extraña y hermosa.
Cuando la miré,
pensé: por una buena razón, oh no,
y para una causa misteriosa
nacemos en la luz blanca.
No es inútil nuestro tormento,
y los beneficios no se pueden contar,
lo que saben nuestras manos…
cómo combinar lienzos y pinturas.
No en vano el almuerzo, interrumpiendo problemas,
listo y oliendo y repitiendo
todas las promesas de niña,
las niñas engullen.
No en vano, en medio de las vacaciones de la ejecución,
cuando el fuego, de repente fue negro, nació la duda…
¿Somos infelices o hermosas?
y a esto estarán condenadas…