Recuerdos del otoño II

Ya ni el trabajo, ni el aliento agencia,
colmena muere aquí tan dulcemente.
Si cae más y más profundamente,
será mayor el alma y su experiencia.

(Será redonda y más completa esencia)


Inmersa en el reflujo de la fruta,
de molde como en vano, tan vacío.
Y qué labor tan dura tras estío,
y qué pesada es la palabra en ruta.


Ya cada día es más característico:
Lo natural, nutriéndonos las mentes.
Idéntico a las ciencias elocuentes
eclipsa la pereza a nuestro dístico.


Incluso un niño andando en bicicleta,
pedal girando con su vuelta y vuelta.
De pronto ve la luz del día suelta
con claro gesto de tristeza quieta.

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