Ondas en el agua

Tocaste fondo en el punto del daño
y ni siquiera le importas a alguno.
Piedad te muestra cualquier oportuno,
mañana olvido será el desengaño,
si como nunca engendrado o nacido,
compadecido, mañana olvidado.

Del suelo algunos en pie levantado,
distinto habrá otro quedando vencido,
te mira siempre en el blanco recuerdo
de su mirada pidiendo el consuelo.

El frío día amanece del hielo,
permite y déjame ver si te pierdo,
es todo cuanto nos queda en los cielos,
girando eterno por todo el espacio,
retornará con nosotros despacio,
es como el agua ondulada en riachuelos.

Y nada habrá ya sin rastro perdiendo,
alguna especie de curso fortuito
un algo adverso que está sobrescrito,
que juntos vamos en bucle viviendo.

Teniendo todo y perdiéndolo todo,
volviendo solo encontrar con los fríos
quedando el hielo en los pueblos vacíos
indiferentes ciudades de lodo.

Espera un clima mejor y templado,
que acabe el mal de tu espíritu inquieto,
un enigmático trance secreto,
reveladora ocasión del clamado;


En Dios su mano reuniendo alegría
y horror, que tanto probaste clavando…
En tanto, yo lo trataba lanzando
mi piedra al agua. Con prisa caía,
se hundía siempre en el medio de la onda.


Traté tirándola al alba o al sureste,
en el crepúsculo o desde el oeste,
de direcciones distintas, redonda
y puntiaguda, pedruscos y piedras.


Con la otra mano, soltando y durante
un salto, a ciegas… acción del farsante,
y ocurre en cada frecuencia, lo medras.


Le doy al centro del círculo, justo
al blanco mismo del punto que te ata,
te arrastra y fija, rompiendo te mata
y son los años copiados que incrusto…

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