Cézzane pinta
Un silencio de grillos en la tarde,
todavía en las ramas permanecen.
Con sutiles penumbras ya florecen
en un árbol, igual al rayo que arde.
En la casa, silencio que rodea.
En el monte, sosiego la acompaña,
los olores de abril en la cabaña,
son perfumes que duran en la aldea.
La pintura de Cézanne que fluye
en sus manos es magia a nuestra vista,
ser feliz lo comprueba lo concluye.
Da la luz a los ciegos el artista,
la pintura de Cézanne que fluye,
es la lucha de Paul el alquimista.
Y ya viene el artista del sombrero
de manchadas camisas y en su abrigo,
los colores vibrando luz y trigo
reluciendo su barba en lío fiero.
Tal las velas al barco van llevando,
el pincel se desliza por la tela,
quien se encuentra en sus ojos le consuela
nuestro Dios un instante ver surcando.
Da la luz a los ciegos el artista,
la pintura de Cézanne que fluye,
es la lucha de Paul el alquimista.
La pintura de Cézanne que fluye
en sus manos es magia a nuestra vista,
ser feliz lo comprueba lo concluye.
Este escrito está inspirado en una traducción y adaptación personal realizada a la canción “Cézanne Peint” de France Gall et Michel Berger.