El paraíso blanco

Entre oleadas de la niebla y gente
no diferencio el blanco de lo obscuro,
solo energía del horror impuro,
bulla, ruidoso escándalo insolente.


No se descubre más que un raro lodo.
Quiero el silencio, respirar ansío.
Debo empezar de nuevo, desde el frío,
donde empezó a marchar el mundo y todo.


Yo dormiré en la fría paz armiña,
donde la larga noche olvida el plazo,
contra los vientos sola yo y mi brazo,
como en mis sueños cuando yo era niña.


Yo correré en el paraíso blanco,
lejos del odio, lucha y tantas penas.
Yo encontraré cantando a las ballenas,
peces de plata nadan en un banco.


Tantas las señas, tantas las ideas,
nada podemos decidir ahora,
cierto o mentira, duda que devora,
tierna amistad, amor o el odio creas.


Día final me habré entregado toda,
cuando la tecleada esté gastada,
siempre querré probarlo todo osada,
yo limpiaré en la nieve lo que enloda.


Sueños de niña tuve preteridos,
viento corrido hablando con los peces,
juegos de viento raudo mientras creces,
como en los sueños de la infancia, idos.

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