Os amo, bellezas de años, siglos. Por vuestro despreocupado revoloteo por la puerta, por el derecho a vivir, respirando la vida de las inflorescencias y echando sobre vuestros hombros la muerte de los animales…
Amor desperdiciado en lugares vacíos, tus besos en jardines y calles desiertas, las luces ya se apagan tan cerca de ti, ¡reluce brillando! mi amada, lo crees, por lo tanto, que sea un mandato, tu ley sujetará a partir de ahora a todos, que el mundo entero se te oponga.
Mi mano cogerás, brillarás por adentro, si estás aquí, dejamos todo.
Tus versos, confesiones de piano y de velas, evocan los primeros encuentros furtivos, se entibia el alma cuando tus ojos me miran. ¡reluce brillando! mi cielo. Eterna la cuestión del amor y la vida, absurdo es explicar de inmediato y decirlo, ¡que el mundo entero lo conozca!, sentirlo es necesario en los dedos fundidos, si estás aquí, tenemos parte.
Atrévete a subir, pero ten el cuidado, las dos hemos subido tan alto y caído, ya no contamos días, sabemos las fallas, ¡reluce brillando! mi amiga, jamás volveremos más fuertes.